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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Bloqueado (seguimiento de una depresión en toda regla)

David se sintió paralizado frente a la hoja en blanco. Por primera vez en mucho tiempo no encontraba nada de qué hablar. Pensó por un momento en criticar la actualidad, pero supuso que el lector ya estaría harto de reflexiones sobre la ley Sinde, el debate de la jubilación a los 67 años o los buenos tiempos de la telebasura. Sin embargo, las conclusiones son demasiado obvias. Son temas planos, sin ninguna profundidad: David cree que todo el mundo está sacando tajada de la piratería excepto los top-manta (no habla de los mafiosos que los explotan) y el consumidor, porque hay más asistentes que nunca en los conciertos y en los cines. Retrasar la jubilación es inhumano y un contrasentido: el ser humano no es una máquina productiva que, como antes cotizaba al alta, se podía prejubilar a los 55. Y la telebasura prevalece porque responde a la demanda de evadirse sin gastar una neurona. ¿Tan simple? A David no le cabía duda de que casi todos los temas sobre los que podía escribir tenían poco

Agotado

Una fuerza invisible me obligó el domingo pasado a salir por el centro de Barcelona. Estaban casi todas las tiendas abiertas. Había que comprar los últimos regalos, los que haces por compromiso, los que no hay manera de elegir porque en realidad no conoces de nada al destinatario. Conclusión: llegué reventado a casa, como si hubiera corrido una maratón. Sin embargo, tengo que hacer acopio de fuerzas, porque ahora viene la preparación de los paquetes, cada uno con su nombre, cada uno con su lazo. Será porque no tengo hijos, pero me parece un trabajo tedioso que voy a tener que hacer de una manera u otra. A continuación, me pasaré por las casas de amigos y familiares a que me ofrezcan los mismos polvorones de siempre, el mismo turrón... Aunque no me gustan los dulces. Luego, tendré que pensar qué hacer en Nochevieja, porque se supone que hay que hacer algo importante rodeado de gente. A partir del día 1 de enero llegará la peor prueba: hacer balance del año que se ha ido y proponer mejor

Todo el mundo no tiene derecho a opinar en Internet

Lector, tú que me examinas hasta donde ni siquiera imagino, no te sulfures ante el título de este articulillo. No voy a jugar contigo con un embuste provocador ni tendrías que sacar tu espada que siempre esgrimes al ver en peligro la que consideras ley de leyes, la libertad de expresión. Creo con tanta firmeza en la verdad que esconde el título que espero, por mi salud mental, que alguien me convenza de lo contrario, aunque sea por unos segundos, porque desconfío de las verdades absolutas. No me voy a explayar, porque la evidencia cae por su propio peso. Digamos que tienes un hijo, un vástago futbolero como el padre, que recibe un ordenador portátil en miniatura por partida doble (el que tú le regalas y el que le obliga a comprar el instituto para que todavía se esfuerce menos). Tu hijo se conecta a una página de un diario con todas las de la ley como Marca, Mundo deportivo, etc. Le interesa una noticia, hace clic en el texto y tiene acceso al consiguiente debate (imprescindible hoy en

Los modernos expertos en música

Jamás escucharán un disco de Lady Ga Ga, pero también juraron en los ochenta no pasar por el aro de Madonna, hasta que la crítica se ha rendido a su longevidad y la ha santificado. Ahora ya la respetan. La crítica musical es la única del mundo que convierte la paja en oro cuando los músicos superan los 30 años de carrera. Los críticos de cine o los literarios hacen otras tonterías, pero rara vez incurren en este proceso de validación por agotamiento. Los modernos ni se lo plantean. Vale Hombres G como grupo de referencia y vale el disco más aburrido de Pet Shop Boys, Behaviour, como clásico. Vale todo lo que pase por la bendición de los medios de referencia. Siempre están al día y si les comentas que te gusta una canción o un grupo de, digamos, hace dos años, tuercen el morro como si les hablaras de los tiempos de la tele en blanco y negro. Van a los conciertos en los que apenas caben ellos y cuatro más. En realidad, van a tantos conciertos que siempre podrán decir en el futuro que a t

Un tercio de profesor (por una educación peor)

Quizá el resto del mundo no lo sepa, pero para solucionar el desaguisado que se cuece (y se quema) cada día en la enseñanza pública, los que más saben de educación en Catalunya han inventado una jornada que ubica al profesor en sus tiernos 18 años, cuando se daba con un canto en los dientes por ganar cien mil pesetas (600 euritos de hoy). A mí me ha tocado la china este año y tengo la suerte de haberme convertido en un fantasma que aparece de vez en cuando por los pasillos del instituto. Gracias a este empleo a tiempo succionado, tardo más tiempo en trasladarme hasta mi lugar de trabajo de lo que dura mi única clase del día. Pero no acaban aquí las ventajas. Por ejemplo, he conseguido que mi presencia en la sala de profesores signifique cada día una novedad. Rara es la ocasión en la que algún colega de profesión me dé la bienvenida al centro y me pregunte por mi especialidad. También me he hecho popular entre los alumnos a los que no imparto clase porque siempre les llama la atención v

La tierra sin humanos (el mal ya está hecho)

A raíz de la pegada del libro El mundo sin nosotros, de Alan Weisman, han surgido varios proyectos televisivos. Entre ellos la serie de History Channel, La tierra sin humanos, y un documental canadiense emitido por National Geographic Channel, que en español han titulado La tierra sin humanos (Aftermath: Population Zero). Aviso para navegantes: la comunidad científica ya ha tildado el libro y, por tanto, a sus hijos televisivos de especulación científica con pocos agarres reales. Sin embargo, a mí me interesa reflexionar sobre el material que he visto, que es el documental La tierra sin humanos. ¿Merece la pena? Definitivamente. Más por su interés que por su factura técnica. De todas formas, con algún arreglo que otro, bien podría haber colado en los cines. Aparte de los cortes publicitarios típicos tras lo que se retoma la información anterior, el documental cojea a la hora de enfocar por igual procesos importantes como el desbordamiento de los ríos que otros detalles menos significat

Adiós amigos (Dream is over)

Durante mucho tiempo me aferré a la idea errónea de que existía la amistad verdadera y, además, pensé que dependía de mí si aquellas amistades se mantenían o se acababan esfumando. Cometí el error de culparme porque muchos amigos perdieron el interés por mí, por lo que vivía y por cómo lo vivía. Lo achacaba a mi carácter difícil, como si ellos fuesen ángeles... Lo más grave es que también me culpé cuando fui yo el que perdió el interés por ellos, aunque por mi sentido de la lealtad nunca los dejara de lado (o, al menos, casi nunca). También es cierto que he visto cómo, sorprendentemente, algunas amistades, muy pocas, se han fortalecido con la distancia y con el tiempo. Son pocos, pero se merecen todo mi cariño. Sin embargo, no es menos verdad que he comprobado cómo los lazos que creía fuertes se desligaban con suma facilidad y con demasiada frecuencia. Cuando me marché de La Vila Joiosa a Barcelona perdí un puñado de amigos. Cuando pasé por momentos realmente malos, me percaté de que

Antes de cortar cabezas, usemos las nuestras

Si los controladores aéreos terminan en la cárcel por abandonar sus puestos de trabajo, no será en nombre de la justicia, sino del linchamiento público. Claro que la montaron muy gorda. Por supuesto que han explotado en el peor momento, antes del puente más ansiado del año, y en la peor coyuntura, cuando más de la mitad de los españoles daría un dedo por estar en su situación laboral y económica. Pero eso no significa que tengan que renunciar a sus derechos. Lo que quiero decir es que, independientemente de su estatus, deberían tener la oportunidad de realizar huelgas o, en cualquier caso, de llevar a cabo todas las reivindicaciones que, como grupo, creyeran convenientes. ¿O es que cobrar mucho dinero les obliga a esclavizarse? A fin de cuentas, fue el Gobierno de Aznar el que les subió los sueldos. ¿Tú te negarías a un incremento en la nómina? Ojo, porque a mí me fastidiaron un viaje. Y eso es lo de menos. Peor lo han pasado otros y te aseguro que he seguido algunos casos por todos lo

Un consejo para que todo el mundo te odie

Yo casi lo he conseguido. Por tanto tú puedes. No tiene secreto, ya lo verás, aunque es esencial deshinibirse, actuar sin tacto ni tino, y lanzarse a la yugular de tus conocidos. Se trata de decir la verdad. Es tu verdad, de acuerdo, pero hasta que no cambies de opinión es lo más cercano que te hallarás de una posible verdad absoluta. En plena era del individualismo, todas las personas que conoces, y las que no, se creen autosuficientes. La mayoría apenas duda, porque siempre conducen con la carrocería de "si lo creo, es así". Y lo hacen por la autopista del "cómo se debe hacer algo", que es una mezcla entre los valores de su familia (inconsciente o conscientemente) y su pareja (o persona más significativa) y la corriente mayoritaria de pensamiento. Como paracoches llevan el lema "somos libres de hacer lo que nos dé la gana", "cada cual es responsable de sus actos", "el fin justifica los medios" y "todas las opiniones valen lo mism

Siempre regreso a casa

Por más que el viento me azote la espalda; por más que las sombras de la noche me hagan quebrar conchas y caracolas a media luz; a pesar de que el bravo mar se me imponga, dominante y lejano, con su rugido sobrenatural; o tal vez precisamente por eso, siempre busco el mar, siempre regreso a casa. Los ríos, estancados en las ciudades, son dioses antiguos y grasientos, dispuestos a dejarse devorar por los siglos, la estanquidad y los residuos de sus fieles paganos. El mar es otra cosa. Allá donde se le corta el paso con un dique, la fuerza del agua azul y verde se impone hasta arrancar las cicatrices de la roca. Cuando uno le da la espalda, el ancestral salitre envuelto en la brisa te obliga a olerlo, a girarte hacia su soplo húmedo. A dar la cara. No soy de los que nada con frecuencia, ni mucho menos de los que gustan de navegar. El mar y yo firmamos un pacto hace mucho tiempo: él me escucha y yo lo observo. Poco más. Cuando me baño en sus aguas, lo hago con recelo -no se vaya a enfadar

Fuera dudas sobre la pertinencia de la lucha de los miembros de WikiLeaks

La duda ofende y, en este caso, preocupa. Prácticamente todos los medios de comunicación del mundo debaten sobre la legitimidad de WikiLeaks para dejar en evidencia a los países poderosos. Para cualquier demócrata que se precie, no hay lugar a dudas. Hoy en día pocos periodistas podrán presumir de realizar su trabajo a la altura de los miembros de WikiLeaks. Se trata de noticias contrastadas, muy difíciles de obtener y de un inmenso interés y repercusión. ¿Existe algún medio de comunicación o periodista independiente que haya hecho tanto por la transparencia de las gestiones de los países? Al contrario. Los emporios mediáticos se dividen en dos: los que desean tumbar a un gobierno y los que se enrocan para que nadie cambie el status quuo. Está claro que a los gobiernos occidentales les escuecen estas filtraciones. De lo contrario no pondrían toda la carne en el asador para terminar con las filtraciones. A fin de cuentas, sólo iniciativas como la de WikiLeaks suponen una alternativa al

Las otras dos Españas

De las dos Españas de siempre ya tendrás información de sobra, pero seguro que intuyes que en lo laboral también hay dos países en uno, el de los trabajadores normales y corrientes (en precario, con la amenaza constante de quedarse en el paro) y el de los funcionarios (los únicos que se benefician de todas las mejoras sociales y con empleo para siempre). Al contrario de lo que se cacarea, los funcionarios no son todos unos chupópteros que se ríen de los ciudadanos que les dan de comer. Es verdad que algunos olvidan lo principal de su tarea: servir a los demás. El caso lamentable de los controladores aéreos es una muestra más de que el ser humano siempre funciona del mismo modo: al principio, lucha por mejorarse; después se asienta; luego, se aferra a sus derechos olvidando parte de sus deberes y, finalmente, vierte todas sus energías en mantener el status quo, descuidando incluso su trabajo. De forma muy resumida, los funcionarios tienden, por naturaleza, a olvidar cuál es su función.

Yo también apuesto por la desacralización del Valle de los caídos

Según informaba la agencia EFE la semana pasada, los integrantes del Foro por la Memoria de Toledo pidieron que la basílica del Valle de los caídos fuese desacralizada con el fin de que deje de ser un "centro de peregrinación del fascismo internacional" y se convierta en un memorial y en un monumento "a la libertad y a la democracia". Se manifestaron con motivo del aniversario de la muerte del dictador Franco y a mí me parece una petición sensata. Un lugar que fue símbolo del autoritarismo, que segó la vida de muchos reclusos, la mayoría por motivos políticos, y que, desde luego, no picaban piedra por gusto, está más cerca de un verdadero templo de los horrores que de un basílica cristiana. No veo motivo alguno para demoler ninguna parte del monumento. Una acción bárbara sólo nos podría equiparar a otros bárbaros, por ejemplo, los talibanes. Sin embargo, es preciso desproveer a templo de cualquier analogía con la represión, el dolor y la muerte. Y con más mo

El misterio de los termostatos inoperantes (nonoticia)

¿Nunca te has preguntado por qué en los cines, cafés y oficinas públicas hace tanto frío en verano y se sufre un calor tan angustioso en invierno? Tenemos un rey, quizá parezca anacrónico, pero en lo demás estamos al día. De hecho, existen pruebas que demuestran que en nuestro país existen esos aparatitos que regulan la temperatura desde hace décadas. Nos referimos, claro está, a los termostatos. Así lo atestigua el instalador Paco, "sí, doy fe. Lo que es existir, existen". De acuerdo, existen... ¿Pero por qué nadie los usa en España? Hemos desentrañado el misterio. La voz de alarma la ha dado en la UE un funcionario belga que pasó de los 45 grados en el andén del metro de Barcelona a los 15 en el interior del vagón. Hay fuentes que vinculan la polvareda que ha creado su posterior resfriado a la baja de seis meses que lleva paralizado el cuerpo de traductores del flamenco al tailandés, un brazo burocrático clave en el contexto globalizado. Sin duda, el resfriado más largo de

Los hurones de las ramblas

Esto pasó más o menos como cuento a continuación: me encontraba paseando por las ramblas. Era lunes por la mañana y la calidez del día animaba a la gente a charlar unos con otros, o sentarse en alguna de las baratísimas y típicas terrazas. Qué tapas servían con las cervezas. Me costó dios y ayuda decidirme por una de las terrazas. Al final creo que acerté. Nada más verme sentado me atendió un chico muy rubio y simpático de las Corts, que me recomendó visitar el Raval como si fuera un turista. Estuvimos charlando un rato. Incluso se sentó a mi lado para comentar la armonía que se vivía en el barrio, que tanta mala fama tuvo hasta principios del siglo XXI. Hice un comentario sobre lo maravilloso que era disfrutar de la mezcla de culturas. El chico se sorprendió. Claro, era demasiado joven para haber vivido otros tiempos. Después salió su jefe, un pakistaní, y se tomó una cerveza con nosotros. Al cabo de un buen rato, el jefe le dijo que ya era hora de irse a casa. Trabajaban de diez a do

Más allá de nosotros mismos. Quizá la vida.

Cualquier día te despiertas y descubres que la persona que bosteza frente al lavabo no es ese ser que tienes en mente cuando no te ves ni te piensas. Porque, no vamos a negarlo, sueles soñar despierto que tienes una mirada especial, el rostro bien perfilado, el cuerpo fuerte pero flexible, y, además, te sientes distinto porque crees que nadie tiene tus gustos, tus pensamientos o tu sentido de la vida. Sueñas constantemente en cómo eres tú, sin saber que estás dentro de un sueño. A veces te levantas a media noche, te lavas la mano frente al espejo del baño y crees que tu rostro ha cambiado por el cansancio o quizá es que tu vista te engaña. El caso es que estás convencido de que esa cara sólo es la tuya en los momentos íntimos de tu derrota física y psíquica. No te paras a pensar ni por un momento que otros te verán así, con las bolsas de los ojos marcadas, el labio inferior algo vago y un enjambre de imperfecciones en la piel que sólo tu espejo delata. O eso crees. Luego vuelves a la c