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Mostrando entradas de marzo, 2011

Libertad condicional (entre el pozo y el péndulo)

Todos los temas en este país tienen que pasar por el binomio PP-PSOE. No hay forma de dar tu opinión en contra de la versión oficial del partido en el que te hayan ubicado. En cuanto dejas caer tu libre opinión, alguien te recuerda que el partido (tu supuesto partido) recomienda lo contrario. ¿Y qué? ¿Desde cuándo cobro una nómina del PP o del PSOE?

El fenómeno de la cristinización

Del estereotipo de macho ibérico fomentado por el franquismo apenas quedan resquicios: la mayoría, ya entrados en años, se han visto anulados por el éxito de las películas de Torrente. Aquel protohombre español se caracterizaba por ostentar un poderío físico y una rudeza que hacían pensar en la parte más animalesca del ser humano. Por supuesto, lo peor de la idea base estaba en los imitadores: bajitos, regordetes, luciendo pelambrera, jactándose de su machismo e incultura general y caracterizados por una forma de vestir hortera y un vocabulario malsonante. Los tipos duros de hoy en día han cambiado los sacos de cemento por las sintéticas pesas del gimnasio, los filetes por los complejos vitamínicos y el vello corporal por una piel depilada y supuestamente tersa.

Breve recordatorio sobre la calidad humana de nuestros periodistas

Piqueras tiene sus prioridades. El día 11 de marzo, cuando el terremoto más grave en muchos años sacudió Japón y provocó el posterior tsunami, el espacio de noticias de Pedro Piqueras arrancó con una ligera mención al cataclismo. Eso sí, prometió retomar la noticia enseguida. Antes tenía que tratar otro asunto más grave. O al menos, eso creyeron sus espectadores. ¿Acaso se trataba de las revueltas en los países islámicos? Ni hablar, en uno de los días más negros de 2011, se postergó la información sobre el terremoto para hablarnos de la pugna de tres falsos vaqueros semidesnudos que exhiben sus encantos en Times Square (Nueva York), donde hacen las delicias de los turistas a cambio de la voluntad.

Pasamos de las 5.000 visitas: os merecéis un premio

Estoy muy feliz de que hayáis recibido este blog con tanta generosidad. Tanto que es posible que haga algo que en principio nunca se me habría ocurrido: se trata de publicar una novela en el blog. ¿Cómo? Con el formato clásico de las novelas que surgieron con la prensa en el siglo XIX, por medio de entregas semanales. Serán capítulos breves para que se puedan leer del tirón. Incluso a mí me extraña haberme decantado por este formato. Hace unos años habría preferido comprarme un submarino para torpedear los yates de los editores. Es cierto que podría autoeditar la novela, gastarme un dineral enviándola a concursos o guardarla en un cajón hasta que la fortuna me sonriera. Pero, ¿de qué sirve si en el fondo lo que importa es que se lea? Dejadme qué piense el mejor modo de presentarla y muy pronto la tendréis aquí. Ah, una cosa importante, lo que sí tengo claro es que los comentarios que colguéis resultarán muy útiles: las ideas que me interesen servirán para mejorar (espero) una no

Aullando a la normalidad

 La loba piensa: "nunca serás normal" Quiero pensar que soy normal, que cuando hago cosas raras, las hago dentro de mi normalidad. De un tiempo a esta parte me da por querer congraciarme con todos mis enemigos, que no son pocos, y que no casan con mi autoconcepto de buena persona. Quiero pensar que es normal, porque a más gente le ocurre. Es decir, uno pierde y gana amigos sin querer. Por ataques deliberados me habré granjeado un par de enemigos en toda mi vida. Por errores habré perdido muchas amistades (sin odio ni rencor). Y algún enemigo me ha caído porque era inevitable. Supongo que el mío no es un caso especial.

El programa que más odié en 2010

Viene un personaje anónimo, normalmente un tipo, y se sienta en un plató rodeado de público. Una presentadora con mucho kilometraje en esto de la telebasura lo prepara para una sesión de preguntas sobre su vida privada. En teoría, son cuestiones que el propio sujeto ha confesado en uno o diversos tests previos. El caso es que siempre destacan situaciones humillantes para el concursante o los miembros de su familia, amigos o amantes, presentes entre el público y con una cámara muy atenta a sus reacciones. En efecto, se llama El juego de tu vida y lo presenta la pérfida Emma García, tan bella como oportunista y poco provista de ética (Su programa A tu lado organizó el secuestro del horario televisivo infantil hasta que Sálvame le dio el relevo).

Nos han llevado a la guerra de la mano y tan contentos

Estamos en guerra y casi no nos ha dado tiempo a sorprendernos. Esta vez lo han organizado de maravilla. Felicidades a los belicistas, incluido nuestro Gobierno. Tan bien les ha salido la jugada que, a pesar de su lógica aplastante, cuesta relacionar este ataque a Libia con la venganza prometida por Bush tras el 11S. Primero, las revueltas islámicas, aparentemente populares. Luego, la catástrofe del terremoto y el tsunami y el desastre nuclear de Japón. Como llovía sobre el suelo empantanado, una parálisis mundial por la crisis económica, nadie se opondría a la caza del chivo expiatorio. Ahora le ha tocado a Gadafi.

La casa del abuelo

Estaba allí sentado. Como si esperara a que el tiempo le diera la razón, bajo su techo de parra, en un sillón viejo, en su patio. Le vi y él me vio, o al menos eso pensé porque no me saludó en cuanto entré por el sendero como solía hacer. Aceleré el paso para que no se levantara del sillón hundido en el suelo de retazos. Me acordé de cuando era al revés y él salía de la casa enseguida que escuchaba el sonido del coche, fuera mi padre o yo. A pesar de que le temblaban las piernas, sintiendo su esfuerzo en las manos arrugadas sobre el bastón y el brazo del sillón, mi abuelo se levantó.

Se busca: intérprete de sueños

Las noches que duermo poco sueño con un cóctel de todo lo que me ha llamado la atención durante las últimas horas. Por suerte, cuando entro en esas fases de recopilación de datos, durante el sueño soy consciente de que aquello no va muy en serio. La prueba es que me despierto varias veces y luego continúo con la historia, como si inconscientemente decidiera seguir... a ver qué pasa. Otros sueños, llamémosles pesadillas, se me repiten cada cierto tiempo y, a pesar de que siempre presentan los mismos elementos, me crean una gran angustia. No es que sean particularmente terroríficas, es que me las creo de principio a fin.

Torrente 4: la caspa por la pasta o viceversa

Sale una tarde lluviosa, te sienta mal la siesta, no se te ocurre nada qué hacer y acabas en el cine. Normalmente revisas la cartelera antes de ir a un multisalas o a otro. Sin embargo, ese sábado tienes que hacer un par de recados y aprovechas para hacerlos. Muy cerca cae un multicines y le dices a tu pareja: ¿nos arriesgamos? Y os arriesgáis. Tengo que decir ahora que en el ambiente flota una amenaza más que real. Como dije antes, hay días que no estás para darle muchas vueltas a la cabeza. Deberías haber hecho cuentas: con el estreno de Torrente 4, ninguna película que quiera competir en taquilla se atreverá a salir al ruedo este fin de semana. La encerrona está cantada: en el cine, y a las diez y cuarto, sólo puedes optar entre tres películas. Ya has visto las otras dos porque llevan casi dos meses en cártel. Por descarte, y cabizbajo, pides un par de entradas para Torrente 4.

Rango, una rareza con poso

Qué tiempos aquellos, nada memorables, en los que la única película de animación de estreno venía firmada por Walt Disney y aterrizaba puntual cada Navidad. El resto del año, a pan y agua. Ahora estamos viviendo una época que nos sitúa en el otro extremo. Hay tanta oferta de estrenos de dibujos animados que las familias se las ven y se las desean para elegir una u otra (aunque dispusieran de tiempo y de dinero, no las podrían ver todas). Si de algo nos podemos quejar los que disfrutamos con el buen cine, sea en color, blanco y negro, dos dimensiones, con personas o con dibujos, es que se está imponiendo una especie de película que trata de abarcar todos los públicos. Una especie de rémora globalizada cuya máxima aspiración suele ser, como dije de El discurso del rey, que no disguste a nadie. No es el caso de Rango, una película de animación arriesgada. Puro arte, dinamita en manos de un cinéfilo y una decepción para las familias palomiteras que busquen un entretenimiento más de d

Pervertir la historia para legitimar lo abominable

Nadie se pone de acuerdo: ¿Hitler estaba loco o “sólo” era un ser maligno? Quizá la tendencia a separar los temas en dicotomías ayude poco a arrojar luz. Más bien, todo lo contrario. Puede que un desequilibrio determinado, o en el caso del dictador una centena, conduzca irremisiblemente a la maldad. Desde luego, la ambición exagerada está muy lejos de la inocencia, que se presupone pura. Sin embargo, también un ser inocente puede causar el mal, aunque nadie crea que se trata de un ente malvado. No es lo mismo ser malo que actuar mal. Falta el ingrediente básico: la mala fe. En el caso de otro despiadado nazi, Heinrich Himmler (recién muerto en la foto), las dificultades para llegar a una conclusión más o menos definitiva se multiplican. Este Comandante en jefe del tercer Reich y Ministro del Interior escapa de la definición de inocencia que todos tenemos en mente. Tampoco parece posible que un hombre totalmente enajenado pudiera situarse durante tantos años a la cabeza del régimen naci

A un amigo

Cuando menos te lo esperas, cuando ya estás preparado para escribir un artículo tóxico sobre la sociedad del desastre, te llama un amigo por teléfono y te dice que hará treinta kilómetros por la noche, a eso de las nueve, tras un día agotador de trabajo, y antes de otra jornada infernal en un instituto. Sólo por charlar un rato contigo. No debería ser una sorpresa que este amigo se ofrezca a regalarte su tiempo a pesar de la inmejorable compañía de sus dos niños pequeños y su mujer. Al fin y al cabo, ya lo ha hecho alguna vez. Será que uno se ha a acostumbrado a jugar en la liga (ficticia o no) de los que reciben disgustos o el simple ninguneo. Por eso no sabes cómo agradecérselo y la culpabilidad te pierde. Hasta tal punto que le dices que no arranque el coche, que se quede en casa con su pijama y su familia, que no merece la pena. Te hace caso, pero al día siguiente, una hora antes, te llama de nuevo y esta vez no te queda ninguna duda: no tienes ningún derecho a poner tu ego-culpabi

Phil, no te merecemos

Hace pocos días se retiraba uno de los maestros indiscutibles de la música contemporánea. El otro día Phil Collins anunció que dejaba la escena y apenas mereció una breve mención dentro del amplio saco de curiosidades de los noticiarios, junto al oso que irrumpe en una tienda de Wisconsin. Parecía que el programa de Buenafuente (8-3-11) iba a arreglar el desaguisado, pero su humor de fina seda blanca se convirtió en una estriada media de carnaval. Berto lo imitó sin gracia mientras aparecían imágenes destacando en varios planos la calva de Phil Collins como si se tratara de la alopecia más rara del mundo (¿dónde estaban cuando todo el mundo decía que Xavier Deltell era el doble español de Phil Collins). Peor aún, como si no hubieran salido nunca a la calle (de calvas ridículas andan sobradas las calles), o no se hubieran fijado en ejemplos de calvas realmente extrañas como la de Zidane. Tampoco hicieron gracietas a propósito de su sordera, que ya puestos, siempre da juego en un músico,

El fútbol del Barça: una obra de arte

Fíjate en la foto: puede que no ilustre a la perfección el artículo, pero los dos, en lo suyo (el fútbol), son artistas. Dos de los mejores maestros de este deporte, que a veces parece más que un juego físico y mental. Entiendo a los que identifican el fútbol con un montón de prejuicios: los fanatismos, la comedura de tarro, el deporte hecho espectáculo antideportivo, el circo de las vanidades, el opio del pueblo ateo, la comidilla de los que no leen libros, etc. Estoy de acuerdo: el fútbol puede ejemplificar todo lo anterior. Sin embargo, también es el deporte que practican tus hijos y que les hace sentirse bien; o la tabla de salvación de los que no tienen más motivos de satisfacción; o el entretenimiento más al alcance de los analfabetos funcionales; o un estupendo pasatiempos para las mentes que necesitan relajarse. O, si se trata del Barça de Guardiola, una obra de arte. Es fácil afirmarlo si te gusta el fútbol y, además, sientes los colores del Barça. Pero tienes que creerme: yo

Propón tus temas

Dime sobre lo que quieras que hable y si me veo capaz, aceptaré el reto. Ojo, siempre desde mi punto de vista. Intentaré verlo también desde tu lado de la valla, pero no aceptaré imposiciones sobre la posición que debo adoptar. Cada semana buscaré tus propuestas entre los comentarios. Para que tenga sentido, haré algo que nunca he hecho: usar la goma de borrar con cualquier propuesta que no vaya en serio. Incluso si son chistes graciosos: los borraré sin piedad. Sé feliz y pónmelo difícil con los temas. ¿Quieres un premio? Ve a Gran Hermano. Allí no necesitas leer ni escribir.

La Vila Joiosa, un pueblo de cine (todavía)

Mi abuela, a sus ochenta y tantos años, todavía recordaba una fecha clave para la historia de La Vila Joiosa, la inauguración de la estación de tren, de la mano del rey Alfonso XIII. Todo el pueblo fue hasta allí para ver a su Majestad, aunque muchos sólo se encontraron con ellos mismos y un ambiente de feria, con organillos y puestos de dulces. Al menos es lo que recuerdan. Cuando iba al colegio, a finales de los ochenta, casi todos los maestros contaban la misma historia: La Vila Joiosa era una ciudad desde que el rey Alfonso XIII le había cedido ese privilegio. Ignoro si coincidieron en el tiempo la inauguración de la primera estación de ferrocarril y la decisión de otorgarle el rango de ciudad a La Vila Joiosa. Incluso es posible que Alfonso XIII, siendo uno de los más cobardes borbones y un pésimo político, enviara a un doble a mi pueblo y ni siquiera se enterara nunca del cambio cualitativo para los vileros. Sé que me muevo en terrenos pantanosos si digo que para mí La Vila (La V

Falsedad y ficción: nada que ver

A raíz de las críticas recibidas por el post anterior, un monólogo hecho con prisas y sin mucha convicción (la verdad sea dicha); me gustaría compartir una reflexión. Cualquier ficción, por elementos imaginarios que incluya, debe contener una gran dosis de verdad. Supongo que hay que ser un grandísimo escritor para poder acometer un texto sin poner parte de uno mismo en lo que se escribe. Tengo la sensación, de todas formas, que esa impostura sólo está en manos de muy pocos genios. Se me ocurren ejemplos muy representativos. Pocos dirían, sin ver la portada, que "El tesoro" lo escribió el mismo autor de "Los santos inocentes" o "El camino". Al igual que le sucede a Delibes, García Márquez no está a la altura de sí mismo cuando escribió "Memoria de mis putas tristes". No es que busque excusas, ni siquiera me consuela. Sólo trato, con toda la modestia de la que un escritorzuelo insignificante es capaz, de hallar las huellas de la escurridiza verdad

Un monólogo por pelotas (de fútbol)

Con la costumbre que tienen en este país de hacerlo todo por pelotas, no me extraña que el fútbol tenga tanto éxito. Hay gente que debe sentirse en la gloria antes de empezar los partidos, cuando ruedan por el césped decenas de bolas duras, como de cuero, golpeadas por hombres toscos, con las piernas robustas y peludas. Desde luego que los hombres lo disfrutan. Yo creo que en el fondo buscan reafirmar su masculinidad. Y no me extraña que se utilicen el fútbol como escudo. Es el único deporte en el que nadie sale del armario. ¿Cuántos jugadores gays puedes nombrar? Que se sepa con toda seguridad, ni uno solo. Y haberlos haylos... Todo el día haciendo rondos, pases cortos, abdominales para luego acabar en la ducha... Si el roce hace el cariño, los jugadores de fútbol deben estar enamoradísimos. Sin embargo, las que mejor se lo pasan son las mujeres. Primero, si su pareja o amante se va al fútbol, eso ya es una alegría para ellas: ya tienen un motivo para chantajear al futbolero. Y eso va

Revueltas populares... ¡Y un cuerno!

Qué bonito es cerrar los ojos y creerse las historias que, en apariencia, acaban bien. Estos días la gente escenifica sus dosis de sonrisas y lágrimas, necesarias para espantar sus propia miserias, al abrigo de ese consolador enorme al que llamamos familiarmente tele. Pobres los musulmanes que claman por su libertad y reciben los porrazos de los dictadores. Malditos mandatarios fanáticos, últimamente tan sádicos. ¿Últimamente? Algunas dictaduras en los países mal llamados islámicos (peor si se les llama árabes) tienen más años que los manifestantes que se congregan en las plazas. Muchos de los lectores de este artículos apenas eran unos niños cuando Estados Unidos y sus aliados conspiraron para quebrar las frágiles democracias en los países más interesantes estratégica o comercialmente y colocar a gente de su confianza. Gente que conspiraba por el poder desde hacía mucho tiempo y que se sumaron al intercambio de favores con las grandes potencias sin dudarlo. En el caso de Libia, a camb

Primos: Sánchez Arévalo también ríe (y hace reír)

Tras su debut con Azul oscuro, casi negro (gran película, pero durísima), pocos se imaginaban que el tercer trabajo de Daniel Sánchez Arévalo fuera una desternillante película. Y es que no sólo de Amenábar vive el cine español. Hay talento para dar y tomar. Lástima que no se estabilice una industria del cine en España. Lástima también de los pícaros y caraduras que se dedican a vivir de rentas y de subvenciones. De todas maneras, ir al cine porque la película que echan es española me parece absurdo. Tan ridículo como dejar de ir a ver films de Estados Unidos o de cualquier lugar del mundo. El patriotismo y el cine se llevan especialmente mal. Como la literatura, como el arte en general. Sin embargo, la comedia que propone Primos te dará más motivos de satisfacción que la última producción hollywoodiense en la que dos neoyorquinos se disputan su amor en el Caribe. Básicamente porque conoces a muy poca gente que se mueva entre Nueva y York y los Ángeles, se codee con supermodelos y pase

Triunfar en los lances amorosos después de los treinta

No eres demasiado guapo ni locuaz. Por eso necesitas este tipo de consejos. Has superado los treinta y te encuentras solo. Ya no es que eches de menos el calor de una caricia o el placer del sexo. ¡Te aburres como una ostra! No soportas las reuniones de segundones como tú, que hablan y hablan, y beben y beben sin llegar a ninguna parte. Tampoco te encuentras cómodo al ir de after en after buscando un plan salvaje, inmediato y efímero. Te apetece, pero no compensa. Tienes un pasado. Conociste el amor con todas sus consecuencias y aunque juraste no volver a picar, te desdices y te sientes desengañado. ¿Cómo recuperas el tiempo perdido? Me temo que nadie te puede ayudar en eso, pero sí que puedes seguir los consejos a un treintañero desengañado. El treintañero desengañado del amor no tiene que darse por vencido. Ahí afuera le esperan oportunidades doradas. Bien es sabido que las mujeres más selectivas acaban por desistir en su empeño ilusorio y que su reloj biológico les marca el aquí y

Las trampas de la felicidad

Durante un tiempo me torturé tratando de recordar las situaciones más agradables que había vivido. Me lo había pedido mi psicoterapeuta, y por el dinero que me sacaba por hora, más me valía ponerme a ello con verdadero entusiasmo. Luego, llegaba el momento de la consulta y me veía incapaz de darle una respuesta sincera, así que, para no parecer un ser anodino y triste, me inventaba situaciones, más o menos basadas en mis recuerdos y en algún que otro tópico, las tardes de playa en verano (detesto la playa), conducir por la noche (no conduzco), acampar en mitad de un bosque (me aterrorizan los animales silvestres). Así, fui malgastando el tiempo y el dinero sesión tras sesión hasta que no pude más. Tras recibir una bronca por parte de la psicoterapeuta, “si no pones de tu parte, va a ser imposible”, se lo confesé: cada vez que intento recordar algún momento bonito, me bloqueo. Es más, desde que me lo pediste, creo que se me han disparado los niveles de ansiedad. La psicoterapeuta soltó

Monólogo sobre las teterías

Nuestros padres iban a cenar a sitios recomendados porque no existía Internet, pero una vez salían del coche, no se les ocurría meter la nariz en la lista de precios. Entraban y punto. Una vez dentro, se repartían los papeles: la mamá se quejaba de lo carísimo que era todo, mientras que al papá le tocaba aguantar estoicamente como si le importara un pito el precio. La paciencia del hombre se ponía a prueba a la hora del postre cuando ella se acababa pidiendo el postre más caro. Toda la noche quejándose de los precios y se pide el helado de cinco sabores. La verdad es que al padre le salía el humo por las orejas, por eso para disimular se fumaba un pitillo. De paso, le servía para relajarse antes de que ella dijera: "Pues valdrá diez euros, pero este helado no sabe a nada". Casi siempre sus peores temores se cumplían con la cuenta, pero ni uno ni el otro renunciaban a tomarse el café allí mismo. Incluso con las heridas de las puñaladas en carne viva, seguían en el lugar del cr